
Enero 8, 2018
CAMINO EQUIVOCADO O DESVÍO
¿Cuántos de tus parientes se han divorciado? ¿Cuánto ha influenciado la experiencia de ellos en tu opinión respecto al divorcio? ¿Cómo puedes evitar que las diferencias en tu matrimonio sean irreconciliables? ¿Te gustaría experimentar el éxito en tu matrimonio?
Señales de tránsito: son los signos usados en la vía pública para impartir la información necesaria a los usuarios que transitan por un camino o carretera. Cuando buscamos en la Biblia una guía para los desacuerdos matrimoniales vemos dos señales de tránsito: una que indica “camino equivocado” la otra que indica “desvío.”
El divorcio siempre representa el camino equivocado. La primera mención del divorcio en la Biblia se encuentra en los escritos de Moisés. “Pero el voto… de una divorciada” Números 30.9 LBLA. Posteriormente, Jesús explicó que Moisés había permitido el divorcio solo por la “dureza del corazón” de los israelitas, pero en un principio, el divorcio no fue un designio de Dios. Jesús afirmo que el designio de Dios es la relación matrimonial monógama para toda la vida. “El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió divorciaros de vuestras mujeres; pero no ha sido así desde el principio.” Mateo 19.8 LBLA.
Por otro lado, sigues la señal que indica desvío, podría parecerte un camino bastante complicado y retador, pero este trayecto finalmente conduce a la unidad matrimonial. Tomar una ruta de desvío indica que no has perdido de vista la meta, ni has renunciado a continuar avanzando. Antes bien, estas tomando un camino indirecto porque una sección del camino de tu unión conyugal se ha colapsado.
Es importante aclarar que el desvío no es para guardar las apariencias o respuesta a las conveniencias. El desvío es para los que aman a Dios, pero les está costando vivir con madurez. Para los que quieren vivir por amor y llegar al mismo destino. Por favor NO tome como desvío las siguientes alternativas:
Borrón y cuenta nueva. Es como suponer que un carro descompuesto vuelve a funcionar por arte de magia, solo por desearlo muy fuertemente. Los resentimientos del pasado podrían seguir saliendo a flote. Ante cualquier pequeñez, se pueden enojar y recordar el pasado negativo de la pareja.
Mantenerte en la relación sólo para hacerle la vida imposible a tu pareja y para vengarte de las situaciones del pasado. “Ahora te voy a hacer lo mismo para que sientas lo que se siente.” Esta es una batalla que nunca terminará.
Valorar más la intimidad sexual que el matrimonio. Suponer que todos los problemas del pasado se arreglan teniendo intimidad. Esto por sí sólo no resuelve los conflictos anteriores.
Decidir mantenerse unidos por el supuesto bienestar de los hijos. Si la pareja está bien, los hijos lo estarán, pero el bienestar de los hijos no logrará la unidad y el amor entre los cónyuges.
Decidir que por sí solos pueden resolver con buena voluntad lo que no han resuelto en meses o años. “No necesitamos que alguien nos diga que hacer” genera más problemas en la relación. Por el contrario, solicitar ayuda demuestra más conciencia de la necesidad de cambiar.
Continuar teniendo en mente los bienes materiales o las comodidades ambientales, sociales o económicas y nada más, preocupándonos por las apariencias, sin realmente amar a la pareja, ni tampoco querer cambiar.
El camino a la restauración de la armonía no será un camino corto, fácil y directo. La señal de desvío podría traer un sentimiento inmediato de angustia, pero detrás de la angustia hay esperanza. A pesar de lo lastimada que haya estado la relación, cada quien asume que tuvo una parte de responsabilidad que llevo al estado de conflicto. Sólo se puede cambiar una conducta cuando somos conscientes de ella. Los cónyuges que están conscientes de los temas y los problemas más frecuentes que les llevaron al conflicto, tratan de buscar soluciones distintas a viejos problemas. Ambos necesitan trabajar de forma individual y conjunta para solucionar el pasado, liberarlo y cerrar ciclos emocionales y “vivir el aquí y ahora”. Reconocer los errores del pasado puede llevar a una pareja al aprendizaje de nuevas formas de resolver los conflictos del presente. Para lograrlo se debe reconocer lo positivo de la pareja y no solo concentrarse en los aspectos negativos. Es importante reencontrarse con los ojos abiertos, pensado que la pareja tiene virtudes y defectos. Será bueno tener clara la idea de proyectos individuales y en pareja. Esto implicará la posibilidad de crecer a pesar de la crisis. También será importante invertir tiempo, dinero y esfuerzo en reconstruir nuevamente la relación. Sobretodo poner un esfuerzo tres veces más en comparación con la primera vez que inició la relación de pareja.
El matrimonio es la relación más fuerte que ocurre entre dos personas, pero actualmente la ruptura matrimonial es tan frecuente. En nuestros días 7 de cada 10 matrimonios se estrellan en las rocas del divorcio antes de atravesar la barrera de los 5 años.
Hay que dar gracias que hay señales y recursos que te indican el camino para retomar la ruta principal hacia una unidad matrimonial renovada. Si las sigues atentamente, las posibilidades de volver a encontrar el camino son buenas.