¡NO OLVIDEMOS LA CORTESÍA!

Cortesía: cuando abres la puesta del carro para que ingrese, cuando caminas al dado de afuera de la acera para hacerla sentir protegida, cuando te ofreces voluntariamente a llevar las cosas que ella carga. Algunas parejas ven la cortesía espumarse con el pasar del tiempo. Mientras que otras, se tornan más delicadas y creativas en el uso de la cortesía, logrando una vida de gozo y placer.

​

Cortesía no es una palabra que utilizamos a menudo para describir a Dios. Tal vez porque nuestro concepto de cortesía se limita a la idea de ser atento. Sin embargo, en el griego del Nuevo Testamento la palabra “cortesía” filofron (φιλόφρων) viene de dos palabras: una de ellas filos, significa “amigo” y la otra fron, se refiere a “la mente.” Ser cortés es pensar en alguien como amigo, y esta es una actitud que Dios nos ejemplifica claramente.

​

Cuando Moisés guio a los israelitas en el desierto, la Biblia nos dice que Moisés iba a la carpa de reunión donde “el Señor hablaba a Moisés cara a cara, como cuando alguien habla con un amigo” Éxodo 33.11 NTV. En la actualidad, a través de la revelación de Dios nosotros somos conscientes de que Él quiere ser nuestro amigo.

​

Jesús llamo a aquellos que lo seguían “amigos.” En Juan 15.13-15 LBLA, encontramos que Jesús les hablo a sus discípulos utilizando tres veces el termino amigos “Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre.” Jesús encarnaba la cortesía de Dios en todas sus relaciones.

​

La amistad con Dios a través de Jesús debería influenciar siempre la relación entre esposa y esposo. La relación matrimonial tiene el potencial de ser la mejor de las amistades. ¡No olvidemos la cortesía!