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Enero 22, 2018

PADRES MÁS INFLUYENTES

Para Dios, su pueblo es de suma importancia. Deuteronomio 32.9-10 RV60, revela que Dios cuida y protege a su pueblo como a Sus propios ojos. “Porque la porción del Señor es su pueblo; Jacob es su herencia asignada. Lo halló en una tierra desolada, en la rugiente soledad del yermo. Lo protegió y lo cuidó; lo guardó como a la niña de sus ojos”

Nosotros, su pueblo en la actualidad, deberíamos aprovechar la importancia con que nuestro Padre nos ve y nos trata. Una excelente manera es a través de la oración. “Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme a la sombra de tus alas.” Salmo 17.8 LBLA. Pero no sólo necesitamos hacer de la oración una parte esencial de nuestra vida, sino edificar un legado de oración para nuestros hijos. “¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas.” Salmo 36.7 LBLA.


En los últimos años, investigadores sociales han empezado a tomar en serio la influencia de la oración. Numerosos estudios han mostrado que el proceso de sanidad en las personas que reciben un tratamiento médico es más eficaz si va acompañado por la oración. Éstos investigadores están descubriendo lo que cristianos siempre han sabido: la oración tiene poder de cambiar cosas y personas.

La oración, la realizamos en base a la existencia de nuestro Padre amoroso, que se preocupa profundamente por su creación y que nos ha invitado a corresponder a Su amor. Sus seguidores, estamos convencidos de que ha demostrado Su amor al enviar a su Hijo, al Unigénito, como un sacrificio por las transgresiones de todos los seres humanos. Es a través de Jesús que se crea la posibilidad de una relación de amor recíproca. Muchos ya estamos experimentando esta relación como la más gratificante de todas las relaciones, y que, al mismo tiempo tiene el poder de afecta profundamente la dinámica familiar.


La parte más importante de nuestro legado para nuestros hijos no es financiera, educativa, estatus social, sino espiritual. Orar diariamente por nuestros hijos es un legado viviente que puede influenciar su conducta hoy y en años futuros. Los padres que oran no sólo se convierten en personas más sabias, sino también en padres más influyentes.

No consintamos las malacrianzas en nuestros niños, porque llegaran a entristecernos. Dirijamos a nuestros hijos en la elección de buenos amigos. Hagamos que reine entre ellos la alegría y la armonía. No consintamos entre ellos las malas conversaciones. Si las consentimos, llegaremos a avergonzarnos de nuestros hijos. Corrijamos a nuestros hijos y nos darán descanso y deleite. No olvidemos que la mayor autoridad se ejerce mediante el buen ejemplo. Logremos que sean diligentes desde su más temprana edad. Instruyámoslos a tiempo para que sea siempre feliz. Con el uso constante de la oración podremos ser los padres que ellos requieren, y construir el legado que más necesitan. En lo personal, me gustaría que se diga de mis hijos: “E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre… había hecho.”  1º Reyes 22.43; 2º Reyes 15.3, 34 RV60.


Démosle gracias a Dios por su gran disponibilidad, porque podemos acudir a Él en todo momento. Pidámosle que nos guíe en nuestro esfuerzo de construir un legado de oración en nuestra familia.

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