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Noviembre 21, 2017

CARA A CARA נֶגֶד

Debo confesar que mi corazón pide a gritos compañerismo. Y esto no nos debe extrañas. Dios dijo a Adán: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” Génesis 2.18 RV60.

Es importante notar que estas palabras fueron dichas antes de la caída del hombre. Antes de este suceso el hombre gozaba de una estrecha relación con su Creador. Pero Dios concluyo que esto “no era suficiente” para el hombre.


La respuesta de Dios a la necesidad del hombre fue crear a la mujer. 


La palaba idónea procede del hebreo נֶגֶד, y también se pude entender como: cara a cara. No hay nada en este mundo que satisfaga más al ser humano que la relación cara a cara. El compañerismo, la comunicación, la confianza, el desahogo, la protección y muchas otras experiencias del ser humano implican a más de un solo ser. La necesidad de ayuda idónea no fue exclusiva de Adán, sino de todos los seres humanos posteriores a él. Es en la relación cara a cara que nuestros anhelos profundos del corazón encuentran satisfacción. El matrimonio fue el diseño de Dios a la necesidad más profunda del ser humano. 


Es en el matrimonio donde se encuentra la ayuda idónea “El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová” Proverbios 18.22 RV60

El matrimonio abarca todos los aspectos de la vida: espiritual, intelectual, emocional, social, económico, seguridad, físico, etc. El matrimonio no solo es un contrato de concesión para las relaciones sexuales. No es meramente una institución social que permite la tenencia de hijos. Es más que una oportunidad de obtener el apoyo emocional que necesitamos. Es más que un medio para obtener estatus social y económico. Ni siquiera alcanzamos el propósito principal del matrimonio cuando lo utilizamos como medio para obtener el amor fileo y compañerismo. Volviendo a lo que Dios tenía en mente, el propósito del matrimonio es la unión profunda entre dos para formar uno solo. 


El predicador emitió su lamento al ver el sufrimiento de un ser en soledad. “vi a un hombre solitario… ¡También esto es absurdo, y una penosa tarea!... ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!... uno solo ¿cómo va a calentarse?... Uno solo puede ser vencido” Eclesiastés 4.8-12 NVI


La respuesta de Dios a esta necesidad fue: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” Génesis 2.18 RV60.

Cara a cara נֶגֶד: In The Press
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