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February 6, 2018

SI OÍS HOY SU VOZ

La comunicación es un proceso de ida y vuelta. No sólo le hablamos a Dios, sino que Dios también nos habla a nosotros. Esto está ilustrado en Jueces 1.1-4 NTV “1Después de la muerte de Josué, los israelitas le preguntaron al Señor: —¿Cuál de las tribus debe ser la primera en atacar a los cananeos? 2El Señor contestó: —Judá, porque yo le he dado la victoria sobre la tierra. 3Entonces los hombres de Judá les dijeron a sus parientes de la tribu de Simeón: «Vengan con nosotros a luchar contra los cananeos que viven en el territorio que se nos asignó. Después nosotros los ayudaremos a ustedes a conquistar su territorio». Así que los hombres de Simeón fueron con los de Judá. 4Cuando los hombres de Judá atacaron, el Señor les dio la victoria sobre los cananeos y los ferezeos, y mataron a diez mil guerreros enemigos en la ciudad de Bezec.”

Muchas personas están familiarizadas con la oración como un monólogo, por medio del cual hablan con Dios, pero pocas personas escucha la voz de Dios. No es que Dios nos hable en una voz audible, sino que a través de la Biblia Dios habla de una manera muy personal a aquellos que hacen el esfuerzo de escuchar. Algunos piensan que leer la biblia y orar son simples actividades religiosas, pero deberían ser las vías de comunicación íntima entre una persona y Dios. Al leer la Biblia, Dios nos habla de Él mismo y de nuestra vida. La Biblia es más importante que ningún otro libro que jamás hayamos leído sobre relaciones humanas, porque es el mismísimo Dios de la creación hablando con nosotros.

“6Venid, adoremos y postrémonos; doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. 7Porque Él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su prado y las ovejas de su mano. Si oís hoy su voz.” Salmo 95.6–7 LBLA.

Nuestra relación con Dios crecerá sólo cuando aprendamos a comunicarnos con Él. Nuestras relaciones serán mejor cuando sean guiadas por el diseñador de todo. Nuestros matrimonios disfrutarán de armonía cuando sean dirigidos por Dios, quien instituyó esta relación.

Puesto que la Biblia es la palabra de Dios para nosotros, deberíamos leerla con oídos atentos y dispuestos a escuchar su voz. Cuando leemos otros libros, somos meticulosos en subrayar las ideas importantes de cada capítulo. ¿Por qué no hacer lo mismo con la Biblia? Al leer las Escrituras, encontraremos que ciertas frases, oraciones e ideas resaltan en cada capítulo. Es probable que sean ideas que Dios intenta comunicarnos, de modo que escuchemos atentamente. Si ponemos atención estaremos participando en un diálogo íntimo de gran valor.

“27Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; 28y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano.” Juan 10.27–28 LBLA.

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