
Enero 30, 2018
SI TUVIERAN FE… NADA SERÍA IMPOSIBLE
Caleb fue un valiente guerrero que siguió “al señor, Dios de Israel, con todo su corazón.” Josué 14.14 NTV. Incluso a los 85 años, siguió siendo vigoroso, valiente y poniendo su confianza en Dios, seguro de la presencia de Dios y listo para la batalla. Su fe audaz es un modelo para nosotros. Así como Caleb habla francamente de su fe y vive a través de ella, del mismo modo deberíamos hacerlo nosotros; especialmente en el contexto de nuestro matrimonio.
“Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos” Hebreos 11.1 DHH.
La fe de recibir lo que no vemos, no se basa en sentimientos, aunque ellos son importantes, es necesario admitir que los sentimientos y emociones son fuertemente manipulables, y es por lo cual, que se convierten en una debilidad. Satanás y sus huestes espirituales no pueden prevalecer ante la fe en Dios, pero si contra las emociones y sentimientos del ser humano. Por eso, no esperemos siempre sentir mariposas ni tampoco dependamos de nuestro ánimo cuando se trata del bienestar de nuestro matrimonio.
El matrimonio implica relacionarse con el cónyuge, la crianza de los niños si se tienen, las finanzas de la familia, el cuidado de la salud, pero, sobre todo, el desarrollo de la vida espiritual de la familia. Todo eso exige una amplia gama de talentos y habilidades. Ningún matrimonio es exitoso a menos que lo hagamos exitoso, y eso requiere persistencia, esfuerzo y aún más, una humilde y constante fe en Dios.
La esposa y el esposo debemos estar dispuestos a ocuparnos del matrimonio como la relación más importante de nuestras vidas, y no desertar cuando surjan los problemas. Al casarnos, cada uno asumió la responsabilidad de formar un hogar. Ambos asumimos la tarea de alentarnos y ayudarnos mutuamente. El matrimonio requiere la disposición de entrega total de cada uno. Solo cuando estamos dispuestos a asumir nuestra parte en la vida matrimonial, podemos esperar tener verdadero amor y paz.
Quizás hay sensación de cansancio, temor, duda, desconfianza o desaliento, todas estas cosas son normales cuando nuestro matrimonio es liderado más por los sentimientos que por la fe. No permitamos ser vencidos por nuestras debilidades. Mantengamos fuertes como Caleb se mantuvo, y alcancemos lo que Dios nos ha prometido. “si tuvieran fe… Nada sería imposible.” Mateo 17.20 NTV.